martes, 29 de enero de 2013

La danza de la lucha


Tan vano es pedir calma al corazón enamorado como al pueblo oprimido. 
Para ninguno existe la paciencia, solo amor,
amor que legitima una lucha y hace plena la libertad de morir.
Tampoco pidan sosiego cuando no corresponden su impotencia,
no escuchan sus gritos ahogados,
 ni les duela su dolor.
El corazón del enamorado está roto, pero no lo amanses; 
la tierra de los oprimidos triste pero no los calmes. 
Permíteles que se levanten y que sigan la más cruel y bonita danza,
que mañana reciban la noche pensando: 

 'Mi lucha es legítima y plena mi libertad de morir por ella, porque lucho por algo que está olvidado. Yo lucho por amor' 









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