lunes, 13 de febrero de 2012

Vuelva usted mañana, pero no se vaya hoy

Un día como hoy Mariano José de Larra uno de los padres del periodismo crítico y sumo representante del romanticismo español, decidió quitarse la vida; vida dicen, cargada de frustraciones varias. Pero más que un hombre frustrado, fue un talento repleto de inquietudes que no supo encontrar su lugar en un mundo plagado de injusticias. Así pues, desde pequeño divagaba por aquel lugar, forjando su propia manera de pensar, fruto de sus profundas reflexiones.Utilizó la prensa como vehículo para combatir con palabras tildadas de ingeniosa sátira y punzante ironía las represiones del absolutismo, el carlismo, la organización del Estado y el vacío de conciencia de la época que le tocó vivir.



Hombre curioso como buen periodista, decía que nació junto a él el deseo de saberlo todo, un anhelo que sentía bullir en sus venas , y que le obligaba hasta más de cuatro veces al día a meterse en rincones excusados por escuchar caprichos ajenos.
Vivimos tiempos que corren pero que no avanzan, por eso en este momento es algo absolutamente esencial, especialmente para el profesional de la información poder ver más allá de lo mostrado, manifestar aquello que se pretende ocultar; ser capaz de impedir la contaminación de ideas, la manipulación de hechos y los continuos atentados que vemos impasibles cada día contra la libertad de expresión e información por parte del poder de aquellos que deberían protegerla. Ambas libertades son inalienables e irrenunciables para todo ser humano, y además constituyen la piedra angular en la que se forja a fuego la opinión pública; el requisito indispensable de una sociedad libre.
El periodista tendría que actuar por y para el ciudadano, dotándole de las herramientas necesarias para crear una conciencia sólida sobre la que asentar sus valores y evitar, de esta manera, las injerencias de los poderes públicos y la manipulación sentada en el trono del más puro adoctrinamiento.
Tomar como ejemplo a 'El Duende' , defensor incansable de la libertad, y utilizar la crítica política e ideológica como elemento enriquecedor de una sociedad, es algo que no podemos dejar morir si queremos evitar que finalmente gane la batalla la censura de los pensamientos.“En cada artículo entierro una esperanza o una ilusión”, admitía ya un sombrío Larra, pero personalmente prefiero la actitud del periodista Ramón Lobo y su ' Me preparo para exigir mi derecho a ser feliz'  para desenterrar de esta manera con cada palabra una nueva esperanza y con cada gesto una nueva ilusión.  
Y es que el mundo podría ser un lugar hermoso....luchemos por ello hoy y mañana.


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