martes, 7 de mayo de 2013

Crowfunding cultural, una alternativa para proyectos independientes


Desde que existe la comunicación, la cultura aparece íntimamente ligada al ser humano y su contexto. Las ideas, el entorno y el  ambiente que rodean a las personas no pueden ser entendidos sin la cultura, algo que indudablemente ocurre también en sentido contrario.
Nos encontramos  ante un romance donde ambas partes se retroalimentan y son de esencial importancia para la supervivencia y crecimiento de su inseparable dualidad.
De ahí que a lo largo de la historia los aspectos culturales constituyan una auténtica piedra angular por la que se sustentan poblaciones enteras, alcanzando algunas sociedades la eternidad.



Crowfunding

Al contrario de lo que pueda parecer, lo que entendemos hoy por crowfunding no corresponde a  un hecho estrictamente nuevo. Es un término anglosajón traducible como «financiación en masa» o «micromecenazgo», por lo que se lo puede considerar como el antecedente más lejano a aquellos antiguos mecenas que se encargaban de  ayudar económicamente a artistas sin medios.
En el siglo XVII,  ya empezó la práctica de financiar impresiones de libros, el llamado subscription business model por el que a cambio de suscripciones se incluía el nombre del que donara que más tarde se extendió a otros formatos como revistas y periódicos.
Micromecenazgo cultural

Joseph Pulitzer
Uno de los crowfunding más importantes fue el que propuso el reconocido editor y periodista húngaro Joseph Pulitzer, que utilizó su posición a través de su diario «New York World» para financiar el pedestal de la mismísima Estatua de la Libertad de Nueva York a través de pequeñas donaciones. En tan solo seis meses lograron juntar más de 100.000 dólares.


El cine y la música también han ido adquiriendo un papel importante en esta parcela. En 1989 el grupo español «Extremoduro» consiguió financiar su primer disco incluso antes de ser grabado, recaudando hasta 250.000 pesetas de las de antes.
Existen cantidad de nuevas alternativas  distintas a las convencionales que permiten la posibilidad de crear y cultivar proyectos culturales emprendedores, así como asegurar el acceso y el disfrute de los mismos. El crowfunding cultural se configura como una plataforma de unión entre el autor, la obra e idea artística y un público  que demanda la satisfacción de su parte más humana, idealista y sensible.
Este público se constituye como un auténtico mecenas que financia el ingenio y la imaginación del creador,  aportándole a este último tanto la compensación económica que merece su trabajo como, y quizá lo más importante, la realización personal que deriva del reconocimiento social de su producción.
Apuesta por Internet
El desarrollo de las tecnologías ha contribuido a facilitar el éxito de este tipo de iniciativas que potencian la cultura independiente.  Esto es algo que conoce de cerca Esperanza Gimeno, una de las fundadoras de la compañía «La Tahona Cultural». Se trata de una plataforma online de crowfunding que cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura y  ha conseguido reunir la financiación necesaria para grandes eventos culturales y sociales a través de la red y por medio de micro pagos de los internautas. «Sin internet, tanto la divulgación de los proyectos como el sistema de aportaciones sería mucho más costoso y complicado», reconoce Esperanza.


Pero no solo se  apuesta por iniciativas personales, también se contribuye al mantenimiento, restauración y mejora del patrimonio cultural,  como es el caso del Campanario modernista de Jujol en Creixell, Tarragona, uno de los primeros proyectos con éxito de «La Tahona Cultural».

Cúpula de la Iglesia de San Jaume donde se encuentra el campanario de Jujol
Con las ayudas de las aportaciones de los mecenas se podrá mejorar la estructura y apariencia de este campanario, reformado por última vez en 1917 por Josep María Jujol, arquitecto y aprendiz de Gaudí.

Gran acogida ha tenido también el proyecto del Museo de Evaristo Valle, en Gijón,  algo que  desde esta plataforma online destacan con orgullo.

En España, aunque aún queda mucho camino por recorrer, estos nuevos sistemas de intercambio están despegando con fuerza. Basándose en el modelo web de crowfunding estadounidense y los preceptos de esfuerzo, innovación y originalidad, será  posible hacer de la cultura un bien accesible para todos en un contexto global y sin barreras.


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